sábado, 31 de marzo de 2012

Saturday night fever


El sábado pasado fui a un cumpleaños, sin yo saber que iba a un cumpleaños. Me explico. Mi tía, más conocida como “Dancing Queen”, me dijo:

Raquel, el sábado te vienes de marcha conmigo.
Parecía una invitación, pero en realidad era una orden que entrañaba un motivo oculto, por lo que pregunté:
¿El sábado?, ¿qué ocurre el sábado?
Nada, que vienes conmigo. Y no te preocupes por nada, mi amiga te recogerá y te volverá a llevar a casa.

Como comprenderéis, ante esas facilidades y ante ese tono decidido, no podía negarme. Y acepté, medio intrigada por saber qué pasaba ese día y medio cagada, porque hacía años que no salía. No por nada, simplemente no me gustan las discotecas. Ni los babosos que te acosan copa en mano. Ni los babosos a secas. Pero después de lo sucedido la otra noche, voy a tener que cambiar de opinión...

Bueno, pues cuando llegó el día señalado, saqué mis mejores trapitos del armario, me saqué brillo a mi misma y le dije a Pepito Grillo, “nene, esta noche no me esperes levantado jeje”. Él me miró como diciendo... “sé que salir te mata del asco, sé que deseas más que nada en el mundo quedarte en casa, así que no me das ninguna envidia jeje”. Pero me contestó, “¡que te diviertas!”y sonrió burlón. Salí por la puerta mientras pensaba “¡qué cabrón, mira que me conoce!”.

De camino a la casa de Dancing Queen, su amiga me reveló el gran misterio de la noche: íbamos de cumpleaños fiestero. Me cayó la cara de vergüenza porque no me acordaba de semejante fecha en el calendario. Esto de por sí, no es ninguna novedad. Dancing Queen sabe que soy un desastre y que nunca me acuerdo de su cumpleaños. Ni de ninguno, ni siquiera del mío, si me apuran. Pero claro, una cosa es tener un despiste de los míos, y otra muy distinta, es ir de invitada a un cumpleaños, sin tener idea. Vamos, que este año me he cubierto de gloria.
De manera que asumí mi error y me disculpé en cuanto la vi, a la vez que le cantaba en mi mente “en tu fiesta me planté...”

¡No pasa nada! —dijo ella enfundada de negro sexy, mientras servía copas a todo kiski—, pero mi edad queda bajo secreto de sumario, ¿queda claro?
Como el agua.
¡Eah!, pues coge tu copa y "tira pa´ lante".

Y yo, que siempre he sido muy obediente, me fui dando sorbitos a mi cubata. Sin embargo, antes de que pudiera llegar al salón, ya estaba borracha como una cuba y todo lo demás debió ser un sueño... No me preguntéis cuánto whisky tenía el cubata, no me preguntéis qué hice o qué dije, porque no me acuerdo muy bien. Y sinceramente, tampoco es que quiera conocer los detalles. Yo solo sé que reía y reía, me intentaba levantar del sofá, me caía y me reía. Iba al baño a trompicones y me reía, y salí de aquella casa, riéndome. Cuando se despejó la niebla de mi mente, (que había mucha) ya estaba en el centro de la ciudad a punto de entrar en el primer local. Entonces me di cuenta de que había andado cerca de cuatro kilómetros en tacones. ¡Yo!, que apenas sostengo el equilibrio en mis zapatillas de estar por casa, había cruzado media ciudad a patas y aún tenía ganas de moverme. Dancing Queen no me había dado un cubata, me había dado una poción mágica.

Y como era de esperar, con toda esa fiebre de sábado noche bullendo por mi interior llegué a la pista de baile, poseída por John Travolta. Yo agitaba las manos, las caderas, la cabeza y todo lo agitable de mi cuerpo, haciéndole la competencia a la Dancing Queen, que a su vez hacía lo mismo pero con más gracia y elegancia. Ella era la abeja reina zumbando en medio de abejorros. Los abejorros también nos movíamos felices. Todo era música y armonía. Luz y color. Un no parar de moverse.

(Todo esto hice en la pista)

Pero la noche aún era joven, por lo que cambiamos de disco y ahí sí, ahí empecé a notar unos ligeros pinchazos en los pies. Eso no arruinó mi nube de color. Me descalcé, dejé los tacones en un rincón y seguí dando giros por la pista, tan pancha como en mi casa. Y bailé sola, bailé con amigas, bailé arrimada, de nuevo sola, bailé como si no hubiera mañana. Tan solo me faltaba engancharme a una de las bolas plateadas de la discoteca y ponerme a dar vueltas como un ventilador. Desgraciadamente MI PISTA de baile, se llenó de gente y decidimos cambiar de local. Pero cuando fui a ponerme los zapatos, ¡oh!, sorpresa: ya no estaban. “Que no cunda el pánico”, me dije mientras los buscaba. Nerviosa, por supuesto. Porque ya se me había ido el pedo que tenía y volvía a ser capaz de pensar y de estremecerme ante la idea de andar descalza toda la noche. No tardé en encontrarlos bajo una montaña de abrigos y bolsos, y me piré con la música a otra parte.

Pero todos los locales estaban llenos y no había manera de ponerse cómoda. Y como no tenía más remedio que bailar con los diabólicos tacones puestos, mi poderío discotequero fue apagándose poco a poco, hasta quedar sepultado por una nube de dolor y martirio. En las últimas coletadas de la noche, cojeaba. De camino a mi casa, suplicaba por que alguien me amputara las extremidades inferiores, y cuando entré por la puesta de mi casa (cerca de las ocho de la mañana y con los tacones en la mano) iba maullando a cada paso. 

(Así es como tenía que haber acabado)                                  (Sin embargo, terminé así)








Eso sí, teníais que haber visto a Pepito Grillo..., saltó del sofá en cuanto escuchó el ruido de la puerta para preguntarme, “¿qué horas son estas de llegar a casa?" Solo le faltaban los rulos y la bata XDDDDD.

P.D. Dancing Queen me dijo “¡a ver qué cuentas en el blog!”, que tú cuentas todo”. Bueno pues aquí estoy “contándolo casi todo”. Tus pecados están a salvo jeje.

21 comentarios:

  1. Jajajajaa me encanta como lo has contado xD Yo soy como tú, no me gusta salir y ahce mucho que no lo hago. Estoy segura de que terminaría como tú jajaja

    ¡¡Me encanta el cambio del blog!! Un besote :)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Por fin! una que me dice que le gusta el cambio del blog. Empezaba a preocuparme... jajajaja. Sí, no me gusta mucho salir pero cuando lo hago... rompo la pista jajajajaja. Un besazooo!

      Eliminar
  2. Interesante, ya había oído hablar de esta demostración de energía en la pista y lo peor, la supervivencia a levantarse de la cama el día siguiente.
    Como ya te he dicho, yo no soy de salir, casi no conozco discotecas por dentro y prefiero quedarme debajo de mi puente, asomando la cabeza de vez en cuando por si algún viajero perdido o algún niño curioso se acerca y ya tengo cena.
    ¡¡Un beso!! xD

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Así que tu eres el ogro Shek! pues yo me pido a asno jajjaajjaja. Claro que has escuchado hablar sobre el tema, porque en parte viviste mi resaca xdddd. Otro beso muy grande para ti, Juanito!

      Eliminar
  3. Hubiera vendido mi alma por verte en acción!!
    A mi me cuesta horrores salir, pero cuando salgo, prefiero un sitio pequeño. Si hasta sentarme en la acera con la copa en la mano me parece más apetecible que una discoteca. Rarezas de una.
    ¡¡¡¡¡Dios, tenemos que salir de fiesta un día, y acabar como la de las cubiteras!!!!!! ;D

    Besos!!!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Y yo hubiera vendido mi alma porque hubieras estado!
      A mi también me cuesta mogollón pillarle el punto a eso de salir, pero el truco es ir un poco a tu bola y meterte en la música.
      ¡Síiiii! me encantaría salir de marcha contigo. Te iba a volver loca con las piruetas jajajajja. Un besazo mi niñaa!

      Eliminar
  4. jajajaja eres única, Raquel!! A mí me pasa lo mismo con las discotecas (odio los lugares masificados...) y con los cubatas...y con los tacones...amos, que menudo par de dos seríamos si llegásemos a coincidir de fiesta xDDD
    De todas formas, me alegro que te lo hayas pasado bien.
    Un besazo!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. jajaja como le dije a María, pena que no vivamos más cerca. Pero un día, Enone, tenemos que vernos y ese día salir de marcha!!
      Un besazo preciosa!

      Eliminar
  5. A mí tampoco me gusta mucho salir de noche, sobre todo, sin son boliches. Además, yo no tomo alcohol, de lo cual estoy orgullosa. Pero hace dos findes salí y la pasé bien. Creo que todo está en pasarla bien uno.
    Seguramente, fue una noche muy intensa y parece que la disfrutaste.
    Besos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Claro, no tiene nada que ver el beber con disfrutar. Yo tampoco suele beber mucho (una copa o dos cuando salgo), pero el resto de días, ni huelo el alcohol.
      Sí, fue una noche intenta, eso seguro xddd.
      Un besote, Dany!

      Eliminar
  6. Me ha gustado un montón tu crónica del sábado noche, super divertida y digna de un libro de romántica. A mi tampoco me gusta demasiado salir, me da una pereza tremenda, pero hay noches que parece que la chispa salta, y el espíritu discotequero te posee y pareces tener mucha energía para bailar durante horas. Lo malo es el tema que comentas de los pies, y que siempre pasa, porque parece que una fiesta no lo es tanto sin unos buenos tacones a los que subirse. Y el final con tu Pepito grillo es final, comprále una bata para la próxima y nos cuentas que tal. Un besazo guapa, gracias por estos relatos tan fantásticos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¿Digna de un libro de romántica?? guaaauu!! jajajajaaj todas coincidimos en eso de que no nos gusta salir, pero estoy segura de que una vez en acción tenemos un peligro... xddd.
      Sí, lo de los pies es criminal, pero la próxima vez, me pienso llevar unas bailarinas y listo! Me da igual quedar de bajita. Lo prefiero a no poder moverme o a quedarme coja.
      Gracias a ti por leer mis historietas. Un besazo mi niña!!

      Eliminar
  7. Hola amor. Es que a veces no se puede dar tanta caña al cuerpo, que tu tía es una marchosa, pero tú aunque lo intentas no estás entrenada, y eso necesita dedicación a tope, ni los torneos con la wii funcionan. HAy que echarle más horas y más fines de semana, que al día siguiente si no, no se rinde. Besotes

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Ohhh, pero dame tiempo y verás la marcha que tengo jajajajja. Si, mi tía es un torbellino de mujer :). Un besazo mi niñaa!

      Eliminar
  8. Jajajajaja qué grande eres, como me he reído!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¿Grande yo?, ¡grande tú que aguantas mis tonterías! jajajajajaj

      Eliminar
  9. ¡Quiero salir de marcha contigo!!!! jaja. A mi aunque me encanta bailar no me gusta la masificación, ni los babosos ni el dolor de pies del día siguiente xd. Cuando voy a una discoteca disfruto como una niña pequeña y me tienen que echar porque estoy hasta la última canción. Como salgo muy poco creo que por eso disfruto tanto. No debo hacerlo más de diez veces al año jaja. Me encantó como lo narraste, como siempre. Besazos guapa

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Pues eso está hecho! En mi cumple quedamos para salir de juerga y quemamos Vigooooo! Eso sí, nada de tacones. Yo no tengo que esperar al día siguiente para tener dolor de pies :(
      ¿Ni diez veces? Yo la última vez que salí fue hace tres años!
      Un besote muuuy grande, preciosa!

      Eliminar
  10. ¡Hala! Igual de desastre que yo para recordar fechas, ¿no? Espero que te lo pasases pipa, porque vamos, es un cachondeo.
    ¡Una pena que odie el alcohol! Con lo tonta que me pongo nada más de olerlo, seguramente me lo pasaría bomba haciendo la idiota por la pista de baile xd

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Sí, María, soy un desastre jajajajaja. Pero a estas alturas (como te dije) no creo que cambie, y para qué? se vive genial en las nubes XDDDD. Yo el alcohol solo lo tomo cuando salgo, y muuuy poquito. Por eso me subió tan rápido a la cabeza, no tengo costumbre :). Y sí, te lo pasarías bomba y sin necesidad de beber. Un besazo preciosa y bienvenida a mi blog!

      Eliminar
  11. Jajaja yo tampoco soy mucho de salir... Pero cuando salgo también la lio muchísimo ajaj Yo creo que porque pillamos la fiesta con más ilusión xD Un besito!

    ResponderEliminar